lunes, 7 de diciembre de 2009

Revolución Francesa, la luz de la Nación.


Ariadne Opazo C.
“Liberté – Egalité – Fraternité”[1]


Hoy en día en nuestro planeta habitan cerca de 7.000 millones de personas, todos pertenecientes a una patria en la cual depositan su confianza y cariño, y ésta respectivamente les entrega a ellos seguridad, derechos y ciudadanía, entre otras, generándose así un sentimiento de armonía y seguridad, además de una constante retro-alimentación entre los ciudadanos y la nación, esto idealmente. ¿Pero cómo llegamos a tener una patria, a sentirnos representados por ésta; a ser parte de una Nación?. El concepto nación comienza a ver luces a fines del siglo XVIII, a través de distintos sucesos históricos como la Independencia de Estados Unidos y otro proceso en particular.

En el continente europeo del siglo XVIII, puntualmente en Francia, existía un panorama muy desalentador para la sociedad, exclusivamente para la que poseía menos beneficios, más conocida como el Tercer Estado o Estado Llano; ya que entre las distintas clases existentes había una enorme cantidad de desigualdades, debido a que la sociedad de ese tiempo estaba constituido por los privilegios; el tercer estado debía pagar altos impuestos mientras los nobles despilfarraban en frivolidades el dinero, esto sumado con una serie de conflictos hacia los nobles y por sobre todo hacia el Rey hicieron que la historia conocida hasta ese entonces diera un vuelco; millones de franceses iracundos se sublevaron ante el poder absoluto que poseía la figura del Rey, en ese entonces Luis XVI, quién asediado por una serie de malas decisiones produjo un profundo descontento en el pueblo francés, el Estado Llano, quienes un 14 de Julio de 1789 dieron inicio a la llamada Revolución Francesa. La Revolución Francesa fue originada principalmente por los burgueses, quienes al buscar respuestas en la ciencia comenzaron a intercambiar distintos pensamientos plasmados en libros, en los cuales los filósofos, sus autores, también burgueses; exponían sus ideas acerca del mundo en el que vivían, “el movimiento filosófico ejerció sobre la inteligencia francesa una acción profunda, despertando, primero, y desarrollando después su espíritu crítico, proporcionándole ideas nuevas.”[2] es así como estos burgueses comenzaron a criticar el ideal autoritario del estado de ese tiempo, lo que ellos buscaban con esta revolución era llegar a encontrar la felicidad en un estado “igualitario”, sin privilegios, centrada en la razón ya que esta llevaría inevitablemente al progreso. Si bien fue logrado con mucho derramamiento de sangre, como lo son lamentablemente e irónicamente la mayoría de los avances para el bienestar del hombre, contribuyó rotundamente a cambiar la forma de vida del ser humano hasta ese entonces, "La Revolución sigue siendo, después de dos siglos, la referencia privilegiada de nuestro pasado... el mito fundador de la nación".[3]
Dentro del contexto de América Latina la Revolución Francesa tuvo tal repercusión que muchos de los países que la conforman hoy en día se basaron en esta revolución y en la Americana para poder conformar lo que hoy son. “La Revolución a sido el punto de arranque de un largo proceso de luchas populares”[4]. Refiriéndonos específicamente al caso de Chile quien, situándonos en el contexto del siglo XIX (años 1800 hasta antes de 1850 aprox.), aún siendo una colonia bajo el mandato del reino español e inclusive después de la independización veían el proceso de la Revolución de Francia con total desagrado, desacuerdo y por sobre todo con horror, pero la ideología política de ésta influyó, entre los patriotas, notablemente en el proceso de conformación de la Nación, aunque no así en la Independencia, tal ves como un factor externo podría ser válido, ya que fue Napoleón Bonaparte quien hizo abdicar al poder a Fernando VII, el Rey en España en ese período, para que fuese su hermano, José Bonaparte, quien tomara el poder del trono. Pero la Revolución influyó mas en la forma de vida que se empezó a llevar a cabo y que hasta el día de hoy persiste, ese sentimiento de Nación, esa idea que inculcó; no sólo en Chile si no que en los demás países; la identificación de nosotros mismos como parte de un país, este concepto relativamente nuevo no fue si no creado dentro de las circunstancias de la Revolución y que hasta el día de hoy seguimos manteniendo como parte de nuestra identidad . Aparte la Revolución nos entregó el paradigma de República, proveniente de los romanos;una República un tanto modificada para adaptarse a los requerimientos de esa época, comenzó con brindarle a Francia una constitución, cosa que muchos países luego imitaron, ya que la constitución es la que le da la forma al gobierno y por lo tanto es la que dará al pueblo sus derechos y libertades. También toma de la mano a la democracia, la cual idealmente debe ver a todos por igual, conjuntamente con esta ideología nos entrega la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, este documento que hasta el día de hoy es uno de los más importantes para el hombre ya que no hace distinción entre clases y condiciones de vida, si no que ve a todas las personas por igual creando así un estado de armonía con el bien común, haciendo de la persona un ser idealmente digno. Sumando todos los enunciados anteriores nos podemos percatar que la Revolución Francesa si bien no influyó en Chile de una forma concreta, como en la Independencia por ejemplo, si no que fue mas un factor externo; sí influyó y de manera notable en una forma ideológica y conceptual que hasta el día de hoy podemos ver reflejado en el ser ciudadano, en el respeto a mi nación, en el tratar de ser un ser digno e integro. Aunque la revolución francesa no logre alcanzar la felicidad universal como se precisa en el fin de la revolución:
“...Que la Francia del pasado sirva de ejemplo a los países esclavos, eclipsando la gloria de todos los pueblos libres que han existido y que se convierta en el modelo de las naciones, el terror de los opresores, el consuelo de los oprimidos, el adorno del universo, y que sellando nuestra obra con nuestra sangre podamos al menos ver brillar la aurora de la felicidad universal.”[5]
Al contrario, siembra un nuevo régimen de terror; pero nos entrega conceptos claves para descubrirnos como país y como ciudadano de éste. Por lo tanto podemos afirmar que la Revolución Francesa como proceso histórico conforma un antes y un después dentro de la vida del ser humano, es un proceso vital para la definición del mundo hoy en día, de el cómo nos sentimos respecto a nuestra patria, nos brinda esa chispa de nacionalismo y nos entrega una identidad a nosotros como pueblo chileno y a todos los pueblos del planeta; además de sentar las bases para el mundo en el que hoy vivimos.

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[1] Lema de la Revolución Francesa.
[2] Soboul Albert, “Compendio De Historia De La Revolución Francesa” ( primera parte), pág.36
[3] Pierre Chaunu
[4] Cita de Soboul dentro del texto “La Revolución Francesa como Revolución Burguesa: Albert Soboul y Michel Vovelle” de Isabel Clemente, pág. 21.
[5] 17 de pluvioso, año II.

Marat y Robespierre: Frases e influencias sobre los revolucionarios de la Independencia en Chile y otras situaciones.


Integrantes:
- Francisca Marilaf
- Camila Sepúlveda
- Loreto Chávez
- Gabriela Zepeda
- Francisca Fournier
¿Quién fue el primero el acuñar el término libertad? ¿Quien le dijo a O’Higgins que pensar, o como actuar? Tal vez jamás nos hemos preguntado esto. Probablemente son cosas que no requieren mayor análisis. Pero a partir de ellas es posible ver una corriente vertical de sucesión de ideas que fueron los ideales de más de una revolución.

Posterior a todo lo acontecido en la Revolución Francesa surge un particular personaje. Un joven militar llamado Napoleón Bonaparte que después de declararse emperador de Francia e invadir España apresando a su rey Fernando VII Provoca una ola de emancipación en los territorios coloniales de la Americaespañola.

Fue así como se originó la Primera Junta Nacional de Gobierno el 18 de septiembre de 1810. En rechazo al nombramiento de José Bonaparte (apodado Pepe Botella) y restablecer nuestra lealtad al rey. Recién en 1818 luego de muchos intentos se pudo proclamar la Independencia Nacional. Y se busco instaurar un sistema de gobierno basado en las ideas de los pensamientos ilustrados, cuya esencia era la separación de los poderes públicos (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), el reconocimiento de los derechos individuales, la soberanía popular y la existencia de una Constitución.[i]

Posiblemente uno de los personajes que más recordamos con respecto a nuestro proceso de independencia es el mismo Bernardo O’Higgins. Quien fue el primer gobernante después de la independencia de Chile durante el periodo 1817-1823.

Entre sus frases más celebres podemos destacar: “¡Por la razón o la fuerza!”[ii]. A simple vista se refleja un coraje y una valentía propia de un general libertador, pero retrocediendo en los hechos históricos podemos reconocer pálidamente el espíritu de los revolucionarios franceses. Probablemente el mismo Marat habría apoyado esta frase, él apelaría a que si con doscientas muertes no se lograba algo otras doscientas mil deberían servir. El uso de la fuerza puede ser visto en ambos casos, solo que en el caso francés no era solo fuerza, también era violencia. A través de esto se esclarece que todo revolucionario, independiente de su época histórica, va a tener algo en común con un par sucesor o antecesor. Si analizamos la figura de Marat , podemos notar que su resentimiento era el motor de su peculiar forma de incitación a la revolución . En la figura de O’Higgins también es posible distinguir su estigmatización por ser “Guacho”. Y es así como nuevamente el perfil del revolucionario es constante, si bien no es calco uno del otro ciertos rasgos se perpetuán en el tiempo.

Son estos hechos los que aportan las claves suficientes para asegurar que pensamientos revolucionarios franceses penetraron, aunque tardíamente, los instintos revolucionarios, tanto latinoamericanos como chilenos propiamente tal.
Noventa años después de la revolución, cuando nuestra nación aun era joven y tenía sus primeros intentos por demostrar su soberanía y superioridad frente a otros estados. Aparece en nuestra historia un personaje que tal vez jamás pensó que poseería tantos atributos de revolucionario francés y que en este estudio nos permite presagiar su directa relación con hechos pasados. “La única manera de que el pueblo alcance su libertad es con educación”[iii] fue parte de la carta que escribió al director del Liceo Nocturno de Valparaíso de la época. Ni el mismo Maximiliano sería capaz de haber empleado mejor la misma frase ya que antes que nuestro Arturo pronunció algo muy similar: “El secreto de la libertad radica en educar a las personas mientras que el secreto de la tiranía esta en mantenerlos ignorantes.”[iv] Y aquí otra vez tenemos esa herencia agradable de los franceses, en donde vemos claramente que el ser, independiente de su nación busca siempre el saber , el conocer nos hace libres, permite la abstracción y por tanto nos da la posibilidad de cambiar todo aquello que parece malo, todo aquello que nos perturba. Pero este ideal no lo acuño solo Maximiliano, es mucho más antiguo ya que Platón a través del mito de la caverna esclarece aún mas de que la ignorancia nos hace prisioneros y aunque la verdad implica dolor y sacrificio, la libertad tiene su precio.
“Comencemos pues, en Chile declarando nuestra Independencia. Tiempo es que las provincias revolucionadas establezcan lo que ha de ser siempre: La Independencia que les librará del título de rebeldes que les dan sus agresores”[v] Con esta frase queda de manifiesto que cuando el pueblo clama justicia sus represores los tildan de barbáricos, mas sin embargo, cuando las palabras ya no son escuchadas es necesario levantarse del letargo y abrir los ojos a la realidad. Robespierre y Marat comprenden a cabalidad esta circunstancia ya que ambos exaltaron a su pueblo a luchar contra la represión, contra el miedo, contra el hambre, incitándolos a una revolución. Maximiliano destacó lo mismo que Carrera y noto particularmente que si los nobles y el gobierno hacen algo por el pueblo, son héroes, si el pueblo hace algo por si mismos son rebeldes y lo dejo claro con la frase: “¿Hasta cuando el furor de los déspotas será llamado justicia y la justicia del pueblo, barbarie o Rebelión?[vi] Toda revolución por pequeña que sea, destaca siempre lo mismo, alzarse por ideas propias siempre será mal visto, nuestra sociedad se acostumbro al silencio.
¡Muero por la Libertad de América! Fueron las palabras que pronuncio Carrera antes de morir el 4 de septiembre de 1921[vii]. No hay acto más digno que dar la vida por los que uno ama y eso engloba en cierta medida lo que esperamos para nuestros cercanos. El concepto de libertad se relaciona con el desprenderse de las limitaciones de el cuerpo y dejar el alma pura y sin ataduras para poder alcanzar el ideal. En boca de Robespierre este concepto se desglosa particularmente en una frase que podría ser incluso considerado un dogma religioso, sin ánimos de mezclar el agua y el aceite. Maximiliano declaro: “La muerte es el comienzo de la inmortalidad”[viii], lo que puede interpretarse como la muerte física es el comienzo de la vida idealizada, casi divina de un ser en donde lo que perdura son las ideas y conceptos, ya no hay tiempo para preocuparse de el disfraz envejecido ni los zapatos rotos, pasamos a ser Libres de lo mundano y terrenal. Probablemente Carrera nunca pensó en Maximiliano, pero 132 años después de la Revolución, sus palabras altisonantes siguen tan frescas como las rosas en Versalles.
A través de cada uno de los revolucionarios Chilenos de las diferentes épocas somos capaces de reconocer en ellos la influencia de la corriente Francesa, especialmente de Robespierre y Marat. Probablemente ninguno de nosotros y solo posterior a este compilado empezaremos a notar que las frases de personajes tan antiguos son el motor de muchos de los pocos cambios que hay en nuestra vida.
En lo acontecido el año 2006 y 2008 era muy evidente ver en los representantes estudiantiles el olor a libertad, el calor de las revoluciones comenzando a agitarse entre los jóvenes, ellos al igual que muchos otros buscaban mejorar los errores de las clases privilegiadas que en el brillo de sus esplendorosas vidas no alcanzan a deslumbrar la penumbra en la que viven otros. La libertad francesa no se diferencia mucho de la libertad Chilena de 1818, quizás difiere en su furia o su relevancia internacional pero ambas contextualizan el valor y la superación de barreras, ambas dan aliento fresco a creer y a confiar en que todavía queda algo por cambiar. Incitan a alzar la voz cuando nadie quiere escuchar.

Probablemente el día de mañana cuando reclamemos una injusticia cotidiana veamos en nuestras palabras y sintamos en nuestro interior gritar a un revolucionario francés, porque sus voces viven en cada ciudadano hasta el día de hoy.


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[i]www.profesorenlinea.cl/universalhistoria/impacto_en_Chile.htm+influencia+revolucion+francesa+en+chile&cd=4&hl=es&ct=clnk&gl=cl
[ii] Lema de Chile, www.frasesypensamientos.com.ar/autor/Ohiggins
[iii] www.monografias.com/trabajos7/refra/refra.shtml+influencia+revolucion+francesa+en+chile
[iv] Frases de ignorante www.frasesypensamientos.com.ar/autor/maximilien=robnespierre.htlm
[v] www.monografias.com/trabajos7/refra/refra.shtml+influencia+revolucion+francesa+en+chile
[vi] Frases de Pueblo www.frasesypensamientos.com.ar/autor/maximilien=robnespierre.htlm
[vii] Frases de Carrera www.frasesypensamientos.com.ar/autor/Carrera
[viii] Frases de Muerte www.frasesypensamientos.com.ar/autor/maximilien=robnespierre.htlm



SÓLO LOS INSTRUIDOS SON LIBRES: antecedentes a la revolución francesa que incentivaron nuestra independización


Rayén Calquín
Macarena San Martín
Corrían los años del siglo XVI en la parte occidental del mundo, mas específicamente en el continente Europeo venían desarrollándose un sin numero de cambios producto de
Desigualdades y de descontentos del pueblo con sus gobernantes, sin duda alguna Francia no estaba exhorta de este tipo de problemas y era una muestra fiel de estas constantes disyuntivas, dándose en este país una de las situaciones más complejas que pueden ocurrir dentro de esta nación: una revolución.

¿Podrá ser posible que un hecho como éste pueda llegar a influir o traspasar sus ideales a un país que se encuentra a miles y millones de kilómetros al otro extremo cuya conformación recién comenzaba a darse?

La posibilidad existe y es concreta pero mas influyente fue el suceso anterior a esta revolución, quien causo más trascendencia en nuestro país, la llamada Ilustración proceso basado en la razón y el conocimiento cuya función fue ser la llave maestra para comprender y conocer lo que ocurría con el mundo y así seguir un patrón que ya se estaba dando a lo largo del continente occidental y dar el gran salto para nuestra independización.

A lo largo de los años y de la vida siempre se ha dicho que para poder tomar una buena decisión y progresar debemos conocer y es así como lo hicieron personajes de la elite chilena que en esos tiempos eran unos de las pocas personas que tenían la capacidad o posiblididad de leer.


Teniendo estas características tuvieron la suerte de conocer libros (imagen que inmediatamente se nos viene a la mente cuando hablamos del saber) de personajes cultos basados en la razón y el progreso, pero ¿quienes eran estas personas? ¿De donde provenían?, generalmente los principales autores de estos libros eran personajes ilustrados, pero ¿que es ser ilustrado? ¿En que consiste la ilustración?
Según Kant la ilustración es: “la ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otros.Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella sin la tutela de otro. ¡Sepárate! ¡Ten el valor de servirte de tu propia razón!: he aquí el lema de la ilustración”[1]

A través de estos libros personajes como los hermanos Carrera y Bernardo Ohiggins y muchos otros “ilustrados chilenos” pudieron vincularse y sentirse reflejados con personajes como Marat, Danton y Robespierre , cuyos ideales era de dar fin con las injusticias que ocurrían dentro su país (Francia), dando fin a la ostentosa vida de su monarquía para poder pasar a un poder triestamental ( poder ejecutivo, legislativo y judicial) para dejar de lado la concentración de poder , es decir , absolutismo, mientras que los escritores franceses plasmaban su realidad social en estos libros , los alfabetizados de nuestro país tomaban estos pensamientos y trasladando estos ideales a su propia realidad , se dieron cuenta que ellos también estaban bajo un descontento social total , ya que a la persona a quien le estaba otorgando fidelidad era el hermano de un joven militar español , quien no cumplía con las características para gobernar su país España y menos a una Colonia como lo era en ese entonces Chile.

Los jóvenes de la elite de Chile tomaron la totalidad de los ideales de la ilustración y de la época contemporánea y comenzaron con una ardua pero posteriormente un satisfactoria lucha revelándose contra su nuevo rey al igual que los revolucionarios franceses, teniendo como objetivo dejar de lado la dependencia y poder ser un país libre, no una colonia de un país mayor.

El hombre a lo largo de su vida tanto de forma biológica como sicológicamente tienden a perfeccionarse y es así que en base al progreso y los deseos de libertad dieron con su fin que era ser libres e independientes.
En definitiva se puede observar que Chile no fue producto de la revolución francesa, aunque si de este país se hayan imitados aspectos como los emblemas o símbolos patrios, si no que fue un producto de los ideales de la época contemporánea, mas aun basados en el conocimiento y la razón como lo es el proceso de la Ilustración.

Este ideal de progreso y de aprendizaje aun se sigue teniendo en cuenta en nuestro país y se puede ver cristalizado en la revolución pinguina, cuyo objetivo era mejorar la educación y con ello el saber, también mas actualmente podemos ver que el sentimiento de progreso esta fuertemente arraigado en nosotros cuando observamos televisión y vemos que la mayoría de las franjas electorales prometen el progreso del país y con ello la mejora de un futuro que ya se acerca.

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[1] Libro breve historia universal , autor : Ricardo Krebs, edición actualizada 2000 , Pág. 309

Revolución Francesa: ¿Simple oportunidad o real importancia para Independencia chilena?


Nombres: Yazmín Aguayo
Paula Hoffmeister
Javiera Rodriguez
Melissa Vega
Cynthia Skirving

Un día 12 de febrero de 1818 se produce un cambio drástico en Chile: consigue su Independencia. Este cambio no fue fácil, comenzó un 18 de septiembre de 1810 con la Primera Junta Nacional de Gobierno. Influyeron factores internos como enfrentamientos al interior de la aristocracia y descontento criollo, así como también agentes externos como La independencia de los Estados Unidos de América, la propaganda inglesa con fines comerciales, la expulsión de los jesuitas, el espíritu de fronda de la alta burguesía, la escasa influencia de la revolución francesa y de la filosofía política de siglo XVIII, la intervención francesa en España, etc.[1]
Si bien todos los factores anteriores repercutieron en lo que somos ahora actualmente, ¿podemos comprender el proceso de Independencia chilena sin analizar lo que ocurría en Europa?
Nacía en Europa el llamado “siglo de las luces”, el siglo XVIII, el cual traía consigo nuevas ideas de razón y progreso que fue denominado Ilustración. Éstas, inundaron cabezas de europeos y americanos burgueses, junto con las de la masonería: Igualdad, libertad y fraternidad. Esta era una sociedad secreta que desde el siglo XVIII sus miembros se reunían bajo los principios de fraternidad y ayuda mutua, esta tuvo una gran importancia debido a que se oponía a la tradición y a lo establecido y en momentos de reunión debatía y difundía ideas ilustradas. Las ideas ilustradas crearon un cambio de mentalidad con sus planteamientos centrales:
La educación tiene una importancia central, como el medio más adecuado para formar personas libres y ciudadanos responsables […]
Todos los hombres son iguales. En tanto seres racionales, los humanos son semejantes y libres, a pesar de sus diferencias sociales y raciales […]
La monarquía debe ser una especie de contrato en que el pueblo delega el gobierno en manos del rey. Es criticable el ideal del absolutismo de que el poder proviene de Dios […]
En la esfera económica, se considera que la excesiva cantidad de impuestos de distinta índole traban la agricultura y el comercio. El Estado debe intervenir lo menos posible en el desarrollo económico […][2]
La Ilustración influyó en procesos revolucionarios e independentistas de distintos países, por ejemplo, en el de Estados Unidos y más tarde, en Chile.
Las trece colonias, ubicadas en lo que hoy conocemos como Estados Unidos, en 1775 cuestionaban su dependencia hacia la monarquía inglesa y querían hacer su propia constitución, ya que la Ilustración incidió en ellos. Para independizarse, Francia les brindó ayuda. Al subir al trono Luis XVI (1774) se inicia en Francia una gran corriente de simpatía hacia las colonias americanas que, en nombre de los principios del derecho natural, se lanzan a luchar por su independencia en contra de Inglaterra.[3]. Francia tenía un cierto resentimiento contra Inglaterra, que se había generado luego de la Guerra de los Siete Años, ya que luego de este enfrentamiento perdió gran parte de su territorio en América y Asia. Vio entonces en el levantamiento de Estados Unidos una posibilidad de venganza, así que ayudó a las colonias aportando tropas terrestres y marinas, lo que también aportó España.
Este enfrentamiento entre las trece colonias y Gran Bretaña terminó con la derrota de esta última en la guerra de Yorktown, provocando que las colonias británicas se independizaran, edificando el primer sistema político liberal y democrático dando luces así a una nueva nación: Estados Unidos de América, la cual incorporó nuevas ideas revolucionarias que defendían la igualdad y la libertad.
La ayuda brindaba por Francia generó que la deuda externa que esta había adquirido luego de la Guerra de los Siete Años se incrementara. Se sumó a esto las malas cosechas que enfrentaba el país, en 1788 el pan llegó a cuadruplicarse en ciertos momentos. [...] en toda Francia se produjeron revueltas [...] en 1789, fueron asaltados varios castillos de Provenza [...] y bandas armadas de contrabandistas circulaban por las carreteras.
Y el pueblo, hambriento, adoptaba aires tan amenazadores que los intendentes no se atrevían a mandar ejecutar a los saqueadores. En todo el país la miseria empujaba al proletariado de las ciudades y del campo a la subversión[4] . Otros factores como el descontento del tercer estamento, que a pesar de ser la mayoría de la población, no tenía mayor representación, pues no contaba con el factor privilegio, la mala gestión de la monarquía: el rey perdía su popularidad debido a chismes mal intencionados y a decisiones erradas, entre otros factores. Todos estos agentes conjugados trajeron como consecuencia una revolución que cambiaría la sociedad tanto en aspectos políticos, sociales como económicos, pondría fin al antiguo régimen y daría el antecedente para que nuevos procesos comenzaran a surgir. Se le llamó La Revolución Francesa.
Este proceso si bien fue violento y sacrificado, trajo consecuencias que repercutirían más tarde en distintos lugares y que no le serian indiferentes a nadie. La revolución marca el fin del absolutismo y deja surgir la república, nace aquí la Primera Declaración de los Derechos del Hombre, el primer himno nacional, comienza a surgir la idea de nación y de patriotismo. Los ideales del revolucionario comienzan a expandirse por Europa e incluso América, pero entonces surge la pregunta ¿tiene esta revolución una importancia real en el proceso emancipador de Chile?
En el país, la revolución se siente con dos sabores, por una parte se rechaza por la extrema violencia y porque el ideal de igualdad de los hombres no favorecía a la clase dominante, aceptaban igualdad entre los de su misma clase, pero no con lo de los otros estamentos, mas luego es observada con admiración, pues permite terminar con el absolutismo, con la dependencia a un gobierno injusto y porque demuestra el patriotismo y la libertad.
Ocurrió entonces en España, un hecho que permitió a los patriotas chilenos, inundados con ideas ilustradas y con el ejemplo de Estados Unidos, desarrollar un proceso que ya pronto cumplirá su bicentenario: La Independencia de Chile. Este hecho fue la invasión napoleónica en 1808, en donde Napoleón Bonaparte invadió España y sacó al Rey Fernando VII del poder y ofreció a su hermano José Bonaparte el trono de España. Cuando este tomó el poder hizo que se sublevaran las colonias en América, provocó guerrillas en España y privó al imperio Occidente de la mayor parte del beneficio que podía esperar de la anexión de la metrópoli española[5]. Presentó la ocasión perfecta para el movimiento independentista.
En conclusión, luego de haber estudiado los factores externos que influyen en la Independencia de Chile, podemos decir que la Revolución Francesa como tal no influye realmente en el proceso emancipador, sino más bien el hecho puntual de la salida de Fernando VII de su cargo como rey. Esta es la oportunidad que se presenta para llevar a cabo la idea de la independencia, nos atreveríamos incluso a decir que si esta coyuntura no hubiese sucedido, de todas formas se hubiera realizado la emancipación del país, pues lo que realmente influyó en esto fueron las ideas de las Ilustración y la masonería, cabe destacar que el llamado Padre de la Patria, Bernardo O’Higgins, era masón. Incidió también la Independencia estadounidense, esta demostró que era posible una desligación del país soberano, que era posible tener una república donde no se rigiera el gobierno por los privilegios. No podemos dejar de lado tampoco los problemas internos como la exclusión de los criollos de los cargos públicos, los impuestos altos o que se desarrollara la burocracia como el centro de las funciones de administración. Todo esto fue lo que desencadenó el largo proceso que trajo por consecuencia la desligación de España y la libertad de Chile, el día 12 de febrero de 1818.

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[1] Encina – Castedo, Gran Historia de Chile, Capitulo I, Pág., 101, Editorial Las últimas noticias, año 2000
[2] Almeyda, Cot, Gazmuri, Milos, García Huidobro, Historia y Ciencias Sociales. Pág. 251. Editorial Mare Nostrum año 2009
[3] Jacques Pirenne, Historia Universal Las grandes corrientes de la historia. Volumen 4 siglo XVIII Cáp. V. Pág. 453. Ediciones Leo.
[4] Jacques Pirenne, Historia Universal Las grandes corrientes de la historia. Volumen 4 siglo XVIII Cap.V. Pág. 493. Ediciones Leo
[5] Jacques Pirenne, Historia Universal Las grandes corrientes de la historia. Volumen 5 Revolución Francesa Cap.II. Pág. 173. Ediciones Leo

jueves, 4 de diciembre de 2008

Los ideales revolucionarios: La lucha por la libertad y la igualdad que cambiaron el rumbo de la historia


Constanza Escobar, Carol Valverde, Belén Mardonez, Valentina Astudillo, Antonieta Vásquez.
A lo largo de la historia de la humanidad se han producido un sinnúmero de acontecimientos que han provocado cambios en las estructuras sociales y económicas del mundo. Estas transformaciones, que en algunos casos han sido radicales respecto al pasado y son conocidas bajo el término de revolución.
Una revolución se puede producir en variados aspectos en un mismo período, ya sea en el ámbito religioso, político, económico, cultural y social. Estos profundos cambios se pueden apreciar como una ruptura del orden establecido, y un claro enfrentamiento entre dos fuerzas: por un lado al grupo de conservadores, es decir aquellos partidarios de mantener las viejas estructuras, y por otro, los afiliados a la idea de derribar los viejos estamentos para crear otros nuevos. Son estos últimos los partidarios de una revolución.
Debemos entender a las revoluciones como una consecuencia de un largo proceso histórico y construcciones colectivas. Para que una revolución surja es necesario que exista una nueva cohesión de intereses frente a una vieja unión de estos.
En el siglo XVIII se desarrollaron dos procesos revolucionarios de gran envergadura: La Revolución Francesa y la Revolución Industrial; ambas son consideras las bases para la conformación del mundo contemporáneo.
La Revolución Francesa es un acontecimiento histórico con que muchos historiadores dan inicio a la Época Contemporánea. Esta revolución se presenta como un acontecimiento político con consecuencias económicas y sociales, cuyo principal objetivo era abolir las instituciones del Antiguo Régimen (monarquías absolutas).


A pesar de que Francia a fines del siglo XVIII era considerado una de las grandes potencias en el continente europeo, la monarquía se estancó en su desarrollo interno, sufriendo conflictos en su política internacional. El absolutismo se tornó ineficiente ya que no sea realizaron oportunamente las reformas necesarias para las nuevas ideologías y las nuevas condiciones sociales. A partir de a mediados siglo XVIII se comenzó a gestar un antagonismo entre el estado y la sociedad. En el pueblo francés crece el descontento y los intelectuales de la época comenzaron a criticar a los estamentos privilegiados y el dominio tiránico de las monarquías absolutas.
Una de las causas más profundas de los problemas que acaecían en Francia era que en esencia, se seguían manteniendo en los aspectos más importantes de la sociedad los ideales feudales, en el cual cada individuo pertenecía a uno de los tres estamentos. Cada estamento estaba constituido a partir del linaje, por lo que las condiciones de nobleza y tercer estado eran irreversibles, y por lo tanto, dependiendo de su estamento, se definía el estilo de vida, estatus y los derechos que poseería cada habitante de Francia. Este es un claro de ejemplo del cambio posterior que traería consigo la Revolución Francesa, puesto que en la actualidad, las condiciones socioeconómicas de los individuos, están enmarcadas dentro de procesos dinámicos, ya que no corresponden a realidades fijas y establecidas, por lo que pueden cambiar a través del tiempo.
La situación de desigualdad en Francia continuó creciendo, comenzando un anacronismo en la sociedad, debido a que chocaban con las nuevas corrientes sociales, económicas, políticas e ideológicas de la época.
La crisis económica que afectaba a Francia se acentuaba cada vez más, y la inconformidad del tercer estado iba en ascenso, debido a que eran éstos los que resultaban más afectados. La gente empieza a creer que es capaz de rehacer casi toda la sociedad, y como deseo utópico querían cambiar hasta el rumbo de la naturaleza humana.
Sumado a esto, las malas gestiones del rey de la época, Luis XVI, incrementaron las pérdidas económicas para Francia, provocando un cuestionamiento acerca de el rol del rey. Existía un sentimiento de decadencia nacional, provocado por el déficit de las arcas fiscales a raíz de la ayuda prestada a los norteamericanos para la guerra de su independencia, transformándose ésta, en la causa directa de la revolución. Es aquí cuando comienzan los conflictos con la nobleza, puesto que se planteó la idea de que estos pagasen impuestos, propuesta a la cual se oponen por sus privilegios, y exigen al rey la destitución de los responsables de aquellas ideas, entre ellos Jacques Necker.

Tras la destitución de Necker, el pueblo decidió pronunciarse ante el rey, expresando su malestar mediante la toma de la Bastilla, proceso que da inicio a la Revolución Francesa.
Tras esta revolución se proyectaron y expandieron las ideas de libertad, igualdad y fraternidad entre los seres humanos. Así como los derechos de propiedad, libertad de trabajo, comercio e industria.
Simultáneamente con los cambios políticos y sociales originados en el mundo occidental al finalizar el siglo XVIII y durante los comienzos del siglo XIX, se produjo una profunda transformación económica que ha dado a nuestra cultura una nueva fisonomía: La Revolución Industrial.
La Revolución Industrial recibe este nombre debido a los profundos y radicales cambios que se produjeron en la industria, gracias a los avances tecnológicos y científicos. Sus consecuencias provocaron cambios significativos en las tradicionales estructuras productivas (agrarias e industriales) y transformaciones en el ámbito financiero y comercial.
La pasión que se sentía por la ciencia era tan grande como su convicción de que debían servir para mejorar toda la humanidad, y eso dio paso a todas las Revoluciones del siglo XVIII.
En el siglo XIX se expanden por toda la nación Europea nuevas técnicas en el ámbito laboral, que cambia completamente la economía y la sociedad; gracias a esto se cambia del mundo rural a las grandes ciudades, del taller a la fábrica, y del trabajo manual a la máquina. Esta nueva forma de trabajo estimula a una sociedad burguesa profesional que sustituye al Terrateniente.
“Desde el punto de vista estrictamente técnico y económico la Revolución Industrial puede definirse como el proceso por medio del cual la sociedad tuvo la capacidad de ampliar las fuentes de energía inanimada”[1]
En esta cita no se pone de manifiesto ni sus orígenes ni sus consecuencias económicas, culturales, sociales y políticas.
La Revolución Industrial es de tal envergadura que no se puede explicar con rasgos sencillos. La sociedad Industrial evoluciona de manera continua, cada cambio necesita de otro.
La estructura de la sociedad en tiempos de revolución consta de dos pilares fundamentales. Por una parte el tema político por la confrontación de un monarca absolutista y un pueblo influenciado por una filosofía liberal; social por las reivindicaciones en el ámbito laboral en cuanto al empleo y los salarios, etc.
Los dirigentes de las revoluciones son políticos de carácter hostil; los encargados de dirigir e informar (la prensa) tomaron parte un papel protagónico por primera vez en la historia; en cuanto a los estudiantes se calcula que de los ocho mil ciudadanos que participaron activamente en las barricadas y confrontaciones, dos o tres centenares eran estudiantes; y como así muchos mas que pusieron en juego y arriesgando sus vidas por una mejor estructura social.
Para beneficio de la elite social y la clase obrera, la Revolución Industrial continúa su curso dejando beneficios a ambas partes, a través de las mediaciones humanistas y el avance tecnológico, canalizando su impacto.

Tanto la Revolución Francesa como la Industrial, son consideras por la mayoría de los historiadores como el acontecimiento que da paso a una nueva época. La transición de la Época Moderna a la Contemporánea.
En la época moderna comienza a regir un nuevo pensamiento. El carácter teocéntrico de la sociedad medieval es cambiado por el antropocentrismo. El hombre siente que es el protagonista de la historia, y que las cosas pueden tener una explicación racional. Es la época donde triunfan los ideales modernos: el progreso y la razón.
El paso de la Edad Media a la Moderna fue consecuencia de un cambio en la mentalidad de las personas, las que buscaban nuevos horizontes geográficos y filosóficos.
Algo similar ocurre en la transición a la Época Contemporánea, a la que se llega mediante un cambio en los ideales y modos de pensar de las personas.
La Revolución Francesa, como también la Industrial dejaron como legado los ideales revolucionarios, que en algún periodo de la historia movieron masas y permitieron los cambios que modificaron el curso de la historia.
La Época Contemporánea es ante todo una época de revoluciones, las que nos permiten contemplar como la humanidad se ha transformado profundamente en un determinado periodo de tiempo.
Desde fines del siglo XVIII, se modificaran levemente las formas de pensar y actuar de los individuos, los sistemas políticos, la economía, el arte, la educación.
Los cambios en el mundo de las ideas comenzaron a gestarse a partir del siglo XIV, concretándose durante los siglos XV, XVI, XVII y XVIII, con el humanismo renacentista, la reforma protestante, el racionalismo, y que alcanzaron su realización máxima durante los siglos XVIII y XIX con las revoluciones, las que afectaron todo el devenir humano.


El mundo Contemporáneo se vio configurado a partir de las nuevas corrientes ideológicas surgidas gracias a la revolución. La búsqueda de la igualdad y libertad permitió la transformación del mundo político, pasando de las monarquías absolutas de la Época Moderna, a los tres tipos de regimenes políticos que se presentaran Edad Contemporánea: El liberalismo, la democracia y los autoritarismos.
Los procesos revolucionarios acabaron con la estructura jurídica de la sociedad del antiguo régimen, para instaurar las clases sociales. La nobleza, el clero y el estado llano se sustituyeron por una organización de la sociedad, no basada en el linaje o en un rol especifico dentro de la sociedad, sino en la capacidad de las personas, sea ésta económica, intelectual o política.
Los ideales de la nueva época se centraran en las doctrinas liberales y socialistas, que dan paso a una visión más individualista y materialista de la sociedad.
La Edad Contemporánea fortalece asombrosamente la tendencia a la modernización, principalmente porque significa el momento de triunfo y desarrollo de las potencias económicas y sociales que durante la Edad Moderna se iban gestando lentamente: el capitalismo y la burguesía; y las entidades políticas que lo hacen de forma paralela: la nación y el Estado.

Si bien, durante la Edad Moderna existía un sentimiento de identificación cultural y nacional de sus habitantes, este decayó progresivamente, ya que la población vulnerable comenzó a sentir más fuerte la marginación social y abusos de poder por parte de los dos estamentos más poderosos. De esta forma, comenzaron a nacer nuevas de expectativas de vida, reflejadas en nuevos ideales que darían paso posteriormente a las revoluciones.
Con la revolución Francesa e Industrial se produce un cambio de época, ya que se cambia de manera radical el pensamiento de las personas, que movidas por un sentimiento de anhelo de libertad e igualdad, luchan por obtener reconocimiento, libertad y derechos constitucionales, sin hacer distinción entre los grupos sociales existentes.
Como en todo proceso histórico, en ambas revoluciones, es posible identificar efectos positivos y negativos para la humanidad.
La revolución francesa demostró que la republica era un gobierno que podía funcionar, de esta manera se dejaba atrás a los gobiernos monárquicos que muchas veces se caracterizaban por ser poco justos. Además se reconoció la igualdad y los derechos de los ciudadanos, principios fundamentales para las actuales sociedades.
Al incorporarse la máquina al mundo de la producción, surgieron grandes fábricas con mayor número de trabajadores, aumentó la producción y se redujo el tiempo empleado en la elaboración de los productos gracias a la nueva tecnología. También hubo avances en el transporte con la invención del ferrocarril y la utilización de nuevas fuentes de energía como el carbón, permitiendo acortar las distancias de un lugar a otro, lo que además facilitó el intercambio comercial. De esta forma, se reunieron grandes sumas de dinero, lo que afianzó el capitalismo. Este se define como régimen económico que se caracteriza por los siguientes aspectos: propiedad privada de los medios de producción, la libre competencia y la facilidad de obtener el máximo beneficio por parte de las empresas.
Para la época la sociedad era aún “inmadura” para adaptarse a los “nuevos tiempos”, por lo tanto, los ideales que movieron la revolución francesa tuvieron que ser trabajados paulatinamente hasta lograr una forma de gobierno realmente representativa y que garantizara los derechos de las personas. En medio de este proceso hubo descontentos sociales, gobiernos autoritarios y personalistas (Robespierre y Napoleón) y lucha de poder.
La revolución industrial por su parte, dejó en evidencia un conjunto de problemas sociales que afectaron principalmente a los trabajadores y su familia.

En ambas revoluciones incentivadas por los ideales de libertad e igualdad, cambiaron el rumbo de la historia, permitiendo la transición de época.
Si bien cierto, han pasado siglos desde que la Revolución Francesa e Industrial tuvieron lugar en el viejo continente, sus consecuencias prevalecen en el tiempo, y han sido una base para el progreso de las sociedades actuales.
A pesar de que estas revoluciones marcaron una época del terror, hoy son consideradas un elemento clave para la humanidad, ya que lograron establecer la igualdad mediante la creación de los derechos del hombre que actualmente son inherentes a estos y que sientan sus bases en los principios de igualdad, fraternidad y libertad propios de la revolución.


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Bibliografía:
Francisco Frías Valenzuela, “Historia General, Época Contemporánea”, (Ed. Nacimiento, Stgo, 1966)
[1] Ricardo Krebs, “La breve Historia Universal”, (Ed. Universitaria, Stgo, 1982)

miércoles, 16 de julio de 2008

La pequeña llama que incendio a la humanidad

Daniela Loyola Guzmán.

Sin duda algo que infirió en el quiebre del Imperio romano fue el cristianismo porque provocó cambios no sólo en la leyes si no también en la sociedad romana. Para poder entender esto es necesario saber quiénes eran los romanos antes del cristianismo.
Roma esta ubicada en la península Itálica, y según cuenta Virgilio en su poema Eneida la fundación de Roma fue por los gemelos Rómulo y Remo hijos de Rea Silvia que fueron colocados en una canasto en el río Tíber por su tío, ellos sobrevivieron al ser alimentados y criados por una loba. Tiempo después Rómulo mata a Remo y construye un muro defensivo entorno a la ciudad y, según esta leyenda, Roma fue fundada en el año 753 a.C. Pero históricamente se piensa que Roma se originó por la unión de siete poblados latinos y sabinos en el año 753 a.C. que concuerda con el poema de Virgilio.
En sus inicios los romanos se encontraban subyugados por los Etruscos que fueron expulsados cerca del año 500 a.C. en un gobierno monárquico desde 753 al 509 a.C. En ese momento decidieron que el Estado no debería estar constituido por sólo una persona sino por el pueblo e hicieron una síntesis de la Democracia, que era un tipo de gobierno ateniense, y la Oligarquía, un tipo de gobierno espartano, convirtiéndola en la Republica romana. Los patricios asumen el gobierno y crean la res publica, (cosa pública) la sociedad quedó completamente jerarquizada en Patricios, Plebeyos (que correspondían a latinos), extranjeros etc.. En la base de la pirámide social se encontraban los esclavos, lo que nos demuestra que Roma es una unidad política pero no étnica. La República durará desde 509 al 31 a.C. Más tarde en el año 31 a.C 476 d.C. se constituirá el Imperio Romano.
En sus inicios la religión era politeísta, de hecho si se mira cuidadosamente se puede ver el carácter práctico de los romanos en que todos los dioses son idénticos a los griegos pero poseen un nombre distinto, y también en que no se veneraban con la misma intensidad a dioses, como Minerva, que es Atenea en el mundo griego (diosa de la razón y la inteligencia). Se puede decir que la religión fue algo ambigua a lo largo de la duración de Roma. Cuando ya era inminente el quiebre de el imperio romano, “la decadencia política, social y económica del imperio estuvo acompañada por el relajamiento moral y la desintegración religiosa. Algunos romanos volvieron a adorar con renovado fervor a sus antiguos dioses: Júpiter, Marte y Minerva […] Muchos se entregaron a los misteriosos cultos orientales: el culto a la diosa egipcia Isis y la adoración del dios persa Mitras cuyo símbolo era el toro”[1], pero en todo el imperio se vivió la divinización del emperador como si el fuera un dios terrenal.
El carácter de un romano era más bien práctico y asumía, como ya se demostró con su religión y sus modelos políticos, que recibía distintas influencias externas. Algo muy similar a lo que les ocurrió con la República les pasará con el Cristianismo.
El cristianismo es una religión de origen judío que cree en la Santísima Trinidad que son Padre, Hijo y Espíritu Santo, es salvacioncita y creen en la vida después de la muerte. Pero, ¿cuál es la importancia de esta religión en el Imperio?, ¿qué fue lo que hizo para ser uno de los causantes de su caída?, ¿cómo ocurrió eso tan simple y a la vez tan significativo, que es el nacimiento de un niño en una provincia marginal (que fue Galilea en los tiempos de Tiberio) en el año 0, que iba a significar el desplome romano?
El niño era Jesús, o también llamado Cristo (que significa el Mesías en hebreo), ya hacia el año 30 comienza a predicar y enseñar la Buena Nueva del Reino de Dios, a proclamar este mensaje de Amor en el que también enseña que todos somos hijos de Dios, y si es así, quiere decir que todos somos iguales ante Dios, lo que rompía la jerarquización que la sociedad tenia en ese momento. Sin embargo no fue el Mesías que creyeron los judíos porque “vieron en Él un dirigente político que los dirigía en la lucha contra los romanos para recuperar su independencia y establecer un poderoso reino terrenal. Mas, Jesús no pensaba en una rebelión política, sino en una liberación moral y espiritual. Muchos judíos se desilusionaron y se volvieron contra él”[2].
El cristianismo no fue tolerante con las otras religiones politeístas, adoración y culto a los emperadores, tampoco con las fiestas y actividades paganas. Los que observaban el cristianismo desde el otro punto de vista, como los políticos y la opinión publica romana, “apreciaban en ese nuevo fenómeno de masas un serio peligro para la estabilidad de la sociedad imperial, lo que impulsó a las autoridades a poner en marcha una serie de persecuciones contra la Iglesia a lo largo de los tres primeros siglos de su historia”[3]. Pero esto resulta extraño porque si leemos la biblia nos damos cuenta que en su prédica Jesús no atentaba directamente como se ve en el relato en que unos fariseos se le acercan y le preguntan si se debe pagar o no el impuesto al César “ (Mt. 22:20-21). Aquí se muestra que constantemente a través del “ingenio” intentan atrapar a Jesús y poder condenarlo sin ir en contra de las leyes.
Los cristianos fueron considerados enemigos del Estado y en su momento Jesús también padeció bajo el poder del éste y fue crucificado (castigo que se les daba a los ladrones criminales y los que atentaban en contra del estado) en el año 33 d.C.
La primera persecución a los cristianos fue ordenada por el emperador Decio y la última, y más violenta, por Diocleciano. Pese a esto, no lograron apagar el gran fuego que incendiaba el espíritu de las personas que eran, o se convirtieron, en cristianas, las que aún siendo perseguidas proclamaban su fe, sin miedo a morir por ella. El impero se mostró sumamente intolerante hacia esta religión, pero el emperador Constantino, mediante el Edicto de Milán (313), concedió a la Iglesia los mismos derechos que poseían los cultos paganos (en resumen la libre expresión de culto). Y finalmente en el año 395 Teodosio reconoció al cristianismo como religión oficial del Imperio “Es nuestra voluntad que todos los pueblos profesen la religión que el divino apóstol San Pedro ha predicado a los romanos. El que cumpla con esta ley será llamado “cristiano católico. Los otros, en cambio quedan sometidos al castigo divino, como también al castigo que nosotros resolvamos impone según la voluntad de Dios”[4].
El Imperio Romano de occidente cayó en el año 472 d.C. porque no soportó una serie de causas como el relajamiento de las costumbres, las posteriores invasiones germánicas, la ruralización, entre otras. Pero los cristianos, pese a ser perseguidos y acusados por Nerón del gran incendio de Roma en el año 64 d.C., no cayeron con él y no pueden sino ser culpables de difundir y literalmente incendiar los corazones de las personas con esta “Buena Nueva” que proclamaba Jesús y que no sólo logró ser una de las características principales del mundo medieval, y una potencia de gran poder donde la Iglesia estaba unida al Estado, sino que además en nuestros días es la religión con más seguidores en el mundo. Es por esto, que pese a destruir el Imperio Romano, es definitivamente el cristianismo el incendio que necesitaba la humanidad para saltar desde la época Clásica, que son en definitiva parte de la base del mundo occidental, para pasar a otra época muy distinta, que es la época Medieval.
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[1] Krebs Ricardo: Breve historia universal, Santiago de Chile, 1995 pagina 171

[2] Krebs Ricardo: Breve historia universal, Santiago de Chile, 1995 pagina 172
[3] Viciano Albert, Cristianización del Imperio romano. Orígenes de Europa, España 2003, pagina 12
[4] Krebs Ricardo: Breve historia universal, Santiago de Chile, 1995 pagina 174